Apocalipsis ,22:6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
22:16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.
|
Ese Ángel del Señor Jesucristo es un profeta dispensacional. Es la primera ocasión en que Jesucristo envía a la Tierra, a Su Iglesia, un profeta dispensacional; y lo envía en este tiempo final. Por eso es que Juan el apóstol quiso adorar a los pies del Ángel del Señor Jesucristo.
Ahora, vean las cosas que estará hablando este Ángel Mensajero del Señor Jesucristo en el Día Postrero; y él no hablará nada de sí mismo, sino lo que Jesucristo coloque en su corazón y en su boca para hablar, porque la Palabra de Dios es colocada (¿dónde?) en la boca del profeta que Dios envía, porque los profetas de Dios son la boca de Dios.
Vean, antes de leer lo que dice Apocalipsis, veamos lo que dice el profeta Moisés en el capítulo 18, versos 15 en adelante, de Deuteronomio; dice:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”.
¿A quién dice Dios que el pueblo escuche? Al profeta que Dios envía. Ahora vamos a ver por qué. El verso 18 y 19 de este mismo capítulo 18 de Deuteronomio dice:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, como Moisés); y pondré mis palabras en su boca…”.
¿Dónde Dios dice que pondrá Sus palabras? En la boca del profeta que Él envía. Por eso es que Dios dice y también Moisés dice: “A él oiréis”. ¿Por qué? Porque al estar escuchando a ese profeta, las personas estarán escuchando a Dios; porque Dios ha colocado Sus palabras en la boca de ese profeta.
Por eso es que tenemos la Biblia, la Palabra de Dios, la cual fue colocada en la boca de los profetas de Dios y fue escrita también; y gracias a que Dios envió profetas y colocó en la boca de Sus profetas Su Palabra, tenemos la Palabra de Dios impresa para leerla, y así saber lo que Dios habló en cada tiempo pasado por medio de Sus profetas del Antiguo Testamento y también del Nuevo Testamento.
Y ahora para saber lo que Dios estará hablando en este tiempo, Dios colocará Su Palabra en la boca de un profeta llamado —en el libro del Apocalipsis— el Ángel del Señor Jesucristo.
Ahora, aquí en Deuteronomio sigue diciendo, vean, dice:
“… y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
¿Qué hablará el profeta que Dios envía? Todo lo que Dios le mande a hablar; porque eso es lo que Dios coloca en ese profeta, en el corazón y en la boca de ese profeta. Y el que es de Dios escuchará la Voz de Dios por medio de ese profeta.
Y por cuanto para el Día Postrero ese profeta que Él envía para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder y lo envía para todas las iglesias: todos los ministros, todos los pastores y todos los miembros de todas las congregaciones están llamados a escuchar la Voz de Dios por medio del profeta de Dios llamado el Ángel de Jesucristo, en donde Dios coloca para este tiempo final Su Palabra.
Él coloca Su Palabra en la boca de Su Ángel Mensajero, y él hablará todo lo que Dios le mande; todo lo que Dios le mande a hablar para el pueblo, para Su Iglesia, él lo estará hablando.
Y por cuanto será un Mensaje para toda la Iglesia del Señor Jesucristo, no importa qué grupo o secta religiosa del cristianismo, sea tal o cual: es para todos los grupos, para todas las agrupaciones, es para el cristianismo completo —enviado por Jesucristo— el Ángel del Señor Jesucristo.
Y esa es la bendición más grande que Jesucristo le envía a Su Iglesia en el Día Postrero; pues le envía un profeta dispensacional en donde Él coloca Su Palabra, coloca Su Palabra en la boca de ese profeta dispensacional, y por medio de ese profeta dispensacional todos estarán escuchando la Voz de Jesucristo como una Gran Voz de Trompeta dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Apocalipsis nos da testimonio de ese Ángel Mensajero, de ese profeta mensajero.
Extracto de la conferencia: El siervo buscando Esposa para su Señor - Por William Soto Santiago